Una cruda radiografía del estado de la salud mental en Venezuela, describiendo un panorama donde la desesperanza se ha convertido en un «contagio silencioso» que permea todas las capas de la sociedad, se abordó en el marco de la charla ofrecida a estudiantes del Centro de Rotación Hospitalaria (CRH) de la Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos” (UNERG), que funciona en el Hospital “Jesús María Casal Ramos” de Acarigua- Araure.
En una contundente exposición dirigida a futuros médicos y demás asistentes, la psiquiatra Ana Patricia Gutiérrez, especialista de la Cemell, trazó su diagnóstico, respaldado por datos y la experiencia clínica diaria, señalando a la crisis prolongada del país como el principal patógeno del bienestar psíquico de sus ciudadanos.
«Es muy común para nosotros verlo en consulta», comentó Gutiérrez, aludiendo a las secuelas de una crisis multifactorial. «Los duelos, las migraciones. Hay personas que están solas prácticamente en el país» y desmontó la falsa creencia de que las remesas son un bálsamo para la soledad, recordando que «quien se fue también la está viendo duro».
En la actividad coordinada por la UNERG y el departamento de Medicina Interna del Casal Ramos, resaltó la exponente que esta sensación de abandono y la lucha diaria por la supervivencia han cultivado lo que ella describe como una desesperanza generalizada que, como una bacteria, se propaga sin control.
Ansiedad trastorno común
La inestabilidad económica, el colapso de los servicios básicos y la inseguridad personal son, según los especialistas, detonantes directos del trastorno de ansiedad, uno de los padecimientos más comunes en la actualidad. La vida del venezolano transcurre en un estado de alerta constante.
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Esta percepción clínica es respaldada por estudios recientes. Ya una investigación de 2024 destacaba el predominio de la ansiedad y la depresión en poblaciones femeninas sometidas a estrés y violencia, un perfil que lamentablemente se ajusta a la realidad de muchas mujeres en el país.
Depresión y duelos
La depresión es la otra cara de la moneda y enfatiza la psiquiatra Gutiérrez que los «duelos no procesados« por la pérdida de familiares a causa de la migración forzosa son un factor clave. La partida de un ser querido, sin el rito de la despedida y con la incertidumbre del reencuentro, deja una herida abierta que alimenta la desesperanza, aduce..
. Un estudio de 2021 en el estado Aragua ya reportaba los trastornos depresivos con la tasa de prevalencia más alta. Más alarmante aún, Cáritas Venezuela ha reportado un aumento en la intención suicida en niños y adolescentes. Este dato se alinea con una sombría estadística regional: el suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 25 años en Latinoamérica, una advertencia que resuena con fuerza en Venezuela.
Estrés crónico
La población venezolana vive bajo un estado de estrés crónico. La precariedad de la vida diaria, la hiperinflación y la violencia sistémica someten al cuerpo y a la mente a una presión insostenible. El resultado es un agotamiento colectivo que tiene nombre: Síndrome de Burnout, el cual, según datos expuestos, ya afecta a un 30% de la población adulta.
Además, muchos venezolanos presentan síntomas de estrés postraumático, no por un único evento, sino por la vivencia constante de lo que se define técnicamente como una Emergencia Humanitaria Compleja.
Quizás uno de los puntos más críticos expuestos fue la vulnerabilidad del propio personal de salud. Un estudio realizado durante la pandemia en la unidad psiquiátrica Dr. Luis Gómez López demostró la enorme susceptibilidad de la población médica, registrando altos índices de ansiedad y depresión, llegando incluso a la ideación suicida.
.La psiquiatra Gutiérrez, finalmente hizo un llamado de urgencia, al considerar que la salud mental de Venezuela está en terapia intensiva y requiere una intervención estructural profunda antes de que las heridas del alma se vuelvan irreversibles.