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La Generación de Cristal no teme a expresar lo que siente

Es susceptible al bullying, depresión y suicidio resaltan especialistas del tema

Durante muchos años como sociedad, nos hemos dedicado a dividirnos por generación, definiendo, caracterizando y agrupando a la población por nacer en determinada época, además de crecer influenciados por el ámbito social, cultural y económico.

Para el año 2015, la filósofa española Monserrat Nebrera, acuña el término Generación de Cristal a un grupo de personas nacidas a partir del año 2010, identificadas por su fragilidad emocional y gestión de los sentimientos.

Bajo esta perspectiva, las psicólogas Dieglymar Herrera, Keilla Palacios y Luisa Rodríguez,  exponen a Bisturí Magazine su opinión sobre el tema, resaltando que los de esta generación, son personas sumamente sensibles y frágiles, que no tienen miedo a expresar lo que sienten. “Es una generación que se enfrenta a las comparaciones, convirtiéndolas en cierto modo en un desafío, que puede afectarlos psicológicamente debido a esa fragilidad o sensibilidad que los caracteriza”, asevera Rodríguez.

Asimismo, Herrera, señala que “no solo esta generación, sino todas las anteriores han sido adictos a la aprobación, lo que lleva a enfocarse en lo que dicen de ti y no en lo que realmente eres”, siendo la Generación de Cristal  la más afectada. Entre tanto Palacios, sostiene que “debemos tener claro que todos pertenecemos a una etapa diferente, con distintas formas de pensar, pues no se trata de encasillarnos, sino aprender y adaptarnos”.

Bullying, Depresión y Suicidio

Desde siempre ha existido el bullying, suicidios y la depresión en la sociedad, por lo que no hay evidencia científica que asegure que la Generación de Cristal tiene una mayor predisposición a estos u otros trastornos mentales.

Sin embargo, es cierto que debido a la fragilidad y vulnerabilidad, los jóvenes son más susceptibles a padecer de bullying, afirma la psicóloga Keilla Palacios, pero “no solo se debe hablar de la víctima, sino también del victimario, ya que los niños y adolescentes que intimidan a otros tienen mayor riesgo de desarrollar abuso de sustancias, afrontar problemas académicos y violencia en su vida cotidiana”.

En torno al tema, Rodríguez comenta que “escuchamos a generaciones anteriores hablar sobre el bullying como algo normal, que no les ha afectado, pero observamos a muchos adultos con baja autoestima e inseguridad, con temor de ser ellos mismos”.

Ahora bien, según investigaciones, cualquier persona afectada por bullying, corre más riesgo de desarrollar depresión, debido a que puede experimentar sentimientos de tristeza, baja autoestima, aislamiento social, ansiedad y desesperanza, por lo que los jóvenes de la Generación de Cristal pueden experimentar ciertos factores estresantes únicos, haciéndolos más propensos a padecer depresión.

En lo que respecta al suicidio, además del bullyng y la depresión, existen otras causas que pueden influir y conllevar a esta acción, como los trastornos mentales no diagnosticados o no tratados, la presencia de enfermedades físicas graves, la historia de abusos o traumas, así como la falta de apoyo social.

Rodríguez, resalta que este “es un tema amplio y de mucha importancia, pues debemos recordar que no solo estamos hablando de un malestar emocional sino de poner en riesgo una vida. Hay que estar alerta en cada detalle, no ignorar las señales y brindar, tanto los padres como las personas que lo rodean esa ayuda y confianza al joven en que no es necesario callar, que estamos aquí para escucharte”.

Las psicólogas, apuntan que puede suceder que algunos jóvenes al sufrir  bullying, depresión o con intenciones de suicidio, se aíslen completamente de la sociedad, mientras que otros aparenten ser más sociable e incluso pueden convertirse en agresores creando una coraza para evitar ser agredidos o juzgados.

Acotan las profesionales, que otra de las señales, es el aburrimiento repentino, no ser constante en una actividad, inventar enfermedades o excusas para no asistir a algún lado y lo más importante, la comunicación, pues un joven no acostumbra expresar sus inquietudes y a veces “las pequeñas palabras son el mayor signo de alerta”.

“Debemos psicoeducar, estar conscientes que no todo lo podemos hacer solos y tener claro que establecer relaciones, es la clave para afrontar la vida”, aconseja Herrera, mientras que Rodríguez sostiene que hay que saber “escuchar para entender y no para responder”.

Rol de los padres y las escuelas

Los padres juegan un papel fundamental, una buena crianza es primordial en el crecimiento del adolescente y es necesario que le inculquen valores y respeto desde niños, dándoles las herramientas necesarias para afrontar la vida.

“Cuando sobreprotegemos a nuestros hijos, queriendo hacerles ver un mundo perfecto, donde no existen equivocaciones, que todo está bien, no le estamos brindando herramientas para poder enfrentar situaciones adversas; el papel como padres no es darle la solución a sus problemas, sino brindarle el apoyo y consejos para que ellos mismos puedan resolverlos, dice Palacios.

Por otro lado, el rol de las escuelas es importante en cuanto al tema del bullying y hay que enseñarlos a desarrollar su inteligencia emocional, pues cuando un joven es víctima, todo el salón está a la defensiva, con el temor de que también les pueda pasar a alguno de ellos o que se sientan impotentes al no poder hacer nada para ayudar a su compañero, por lo tanto es necesario implementar las estrategias adecuadas para solucionar esta problemática de forma correcta, acota Herrera.

Efectos de los medios digitales

Al ser una generación que nace dentro del auge digital y el internet, las redes sociales ejercen influencia en los adolescentes, generando tantas comparaciones unos entre otros, aislamiento y desvinculación de la realidad, creando personas solitarias, que son dependientes de un aparato, con complejos y baja autoestima.

“Es una generación de pantalla, inmersa en lo digital, sin un vínculo real de persona a persona, lo cual es necesario para el aprendizaje emocional y el contacto directo con otras personas” reitera Palacios. Sin embargo, no significa que las redes sociales son malas para esta generación, solo hay que usarlas de la forma correcta.

 

Coordenadas

Luisa Rodríguez, egresada de la Universidad Yacambú, Núcleo Portuguesa y en el año 2020 obtuvo su título de Licenciada en Psicología. Se desempeña profesionalmente en la clínica “José María Vargas”

Keila Palacios, se graduó como Licenciada en Psicología en la Universidad Yacambú, cursó diplomados en Psicología Pura, en Estrategias Psicoterapéuticas y en Terapia de Pareja. Actualmente ejerce como psicólogo clínico en el Hospital Materno Infantil “José Gregorio Hernández”, de Acarigua.

 

Dieglymer Herrera, Licenciada en Psicología, egresada de la Universidad Yacambú. Especialista en Neurociencia (Argentina), además en Psicología del Deporte. Cuenta con varios diplomados y desempeña su carrera en la consulta privada en el edificio Portuguesa.

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