Por: María Eloísa de Castro
Ya estará usted cavilando que, de autoestima voy a hablarle. Y es que este término ha sido estudiado por excelentes autores a lo largo de la historia. Irónicamente, muchos de esos conceptos son tan básicos, tan sencillos, tienen tanto que ver con la cotidianidad; que a menudo los obviamos, no los tenemos en cuenta. Sin embargo, hoy quiero invitarle a dejar por unos minutos lo que está haciendo y realizar un ejercicio que le ayudará a conocer que tan sana, se encuentra su autoestima, o si por el contrario, requiere trabajar un poco más en su autoconocimiento lo que le permitirá reflexionar al plantearse preguntas acerca de: ¿Qué piensa de usted mismo?, ¿Cómo se ve?, ¿le gusta la vida que está llevando?, ¿Le da valor a sus sueños, a sus anhelos, o cree que sencillamente, las grandes cosas no son para usted?.
¿Se ha detenido a reflexionar de dónde proviene ese concepto que tiene de sí mismo?
La autoestima, es mucho más de lo que a veces pensamos, y puede por cierto, hacernos muchísimo bien, o demasiado mal. Así que como esto es algo que proviene de nuestro interior, sólo allí dentro es donde puede ser transformada esa imagen que nos permitirá tener y vivir la vida que soñamos y que no nos hemos atrevido a alcanzar. Y es que nuestra propia conciencia, pensamientos negativos que nos destruyen y que nos dicen de continuo cosas como por ejemplo: No puedes, no lo mereces, no eres suficientemente bueno. El prestar oídos a las cosas negativas que dicen o han dicho de usted los demás, querer siempre complacer a todos, nos hace un terrible daño. Podemos cambiar eso por cosas agradables, palabras de afirmación que si nadie se las dice; cobre ánimo y dígaselas usted mismo: Soy inteligente, voy a alcanzar el éxito, yo sí puedo tener la vida que he soñado.
Otra cosa que pudiera estar jugándole una mala pasada es ser demasiado perfeccionista, eso no tiene sentido, la perfección es una total quimera, que solo puede pretender alcanzarla aquella persona que a diario demanda tanto de los demás y de sí mismo, que resulta sintiéndose frustrado por saberse incapaz de cubrir unas expectativas que superan la realidad de lo alcanzable.
¿Qué hago entonces?
- Todo inicia con el amor, Dios es Amor, y Él lo creó a usted, así como usted es. Entonces… ¿por qué no comenzar a amarse aunque sea de a poco?
- Puede y debe tomar las riendas de su vida; dejar de ser la víctima y decidirse a ser protagonista de su historia. ¿Que ha cometido errores?, si, ¿cuál es el problema? ¿quién no los comete?
- Si va a ser protagonista de su vida, entonces comenzará a asumir sus decisiones o la falta de estas y sufrirá las consecuencias, ya sean positivas o negativas, se caerá y se levantará y habiendo sacudido el polvo de su ropa, continuará adelante y alcanzará todo aquello que antes creyó que no merecía, que era mucho para usted, o que las cosas buenas sólo le ocurren a los demás.
- Tenga siempre presente que usted no vale por lo que tiene, por lo que ha logrado, por los estudios que ha cursado, inclusive, su valía, no la determina su aspecto físico, ni lo que los demás dicen acerca de usted, su valor proviene de saber que Dios le creó con un propósito y que conocer cuál es y desarrollarlo, llevarlo a cabo, es lo que determinará que tan bien se sentirá, la próxima vez que se mire al espejo.
¡Atrévase, quiérase mucho!
Licda. María Eloísa de Castro