La hipertensión arterial pulmonar es poco frecuente, estimándose su prevalencia
en la población general en 1,6 casos por cada 100.000 habitantes, aunque en la
actualidad no tiene cura, sin embargo, existen tratamientos que pueden ayudar a
controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.
Según explica la cardióloga Ana Guillén, especialista en el Hospital Privado de
Occidente (HPO), la incidencia se ubica en 3,7 casos nuevos por cada millón de
habitantes en el año, al tiempo que indicó que no existe un promedio estimado de
vida para pacientes con hipertensión pulmonar ya que eso varía y depende de
muchos factores, como por ejemplo, la causa subyacente de la enfermedad, la
gravedad de los síntomas y la respuesta al tratamiento.
“La hipertensión pulmonar (HP) se define como la elevación de la presión
pulmonar media de más de 25 mmHg en reposo y puede ocurrir en muchas
situaciones. Los vasos sanguíneos de los pulmones se estrechan, bloquean o
destruyen, así como el daño ralentiza el flujo sanguíneo a través de los pulmones
y aumenta la presión arterial de los pulmones, mientras el corazón debe hacer un
esfuerzo mayor para bombear sangre a través de los pulmones y con el tiempo, el
esfuerzo adicional hace que el músculo cardíaco se debilite y falle” adiciona
Guillén.
En entrevista para Bisturí Magazine, Guillén reveló que se trata de una afección
que puede ser causada por una variedad de factores, entre los que se incluyen las
autoinmunitarias que dañan los pulmones, como la esclerodermia o la artritis
reumatoidea, anomalías congénitas del corazón, coágulos sanguíneos en el
pulmón (embolia pulmonar), insuficiencia cardíaca del lado izquierdo del corazón,
enfermedad de las válvulas del corazón, infección por el Virus de Inmunodeficiencia
Humana (VIH), niveles bajos de oxígeno en la sangre durante un largo tiempo ,
la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) o fibrosis pulmonar o alguna otra
afección severa y crónica.
En cuanto a sus síntomas, dijo que pueden desarrollarse lentamente y empeorar a
medida que la enfermedad progresa, los cuales incluyen la disnea o sea dificultad
para respirar durante actividades de rutina, además fatiga, dolor en el pecho,
taquicardia, dolor en la parte superior derecha del abdomen y anorexia , es decir
pérdida del apetito.
Asimismo, la especialista Guillén consideró que los estudios sobre esta patología
han evolucionado durante los últimos años, para lo cual están aplicando un
tratamiento farmacológico de la hipertensión pulmonar que actúa sobre tres vías:
la del óxido nítrico, la endotelina y de la prostaciclina y se puede iniciar una sola
vía, pero actualmente se recomienda que se inicie con una terapia combinada.
“Aparte del tratamiento farmacológico, también existen opciones quirúrgicas para
tratar la hipertensión pulmonar, como por ejemplo, la endarterectomía pulmonar
(PEA) que en algunos casos se puede considerar como el mejor tratamiento para
esta enfermedad”, puntualiza Guillén.
Elizabeth Houllier