Lilibeth Torres a sus 17 años debido a una explosión de horno sufrió
quemaduras de primer, segundo y tercer grado, lo que la llevó poco a poco a
desarrollar vitiligo en su rostro, inicialmente. Luego de haber pasado por varios
eventos, este choque de emociones provocó el desarrollo de esta patología en el
resto del cuerpo.
“Al descubrir que tenía vitiligo me sentí mal, ya que su aparición inició en el
rostro y las personas se me quedaban viendo y no se me acercaban, porque
creían que era contagioso”, relató Lilibeth
Para ella su familia fue el pilar y motivación para seguir adelante, porque
piensa que lo importante está en el tipo de persona que uno es y no como luzcas.
Actualmente, Lilibeth es una persona sana y llena de alegrías, quien
aprendió a querer su cuerpo y disfrutar de los momentos en familia, que le regala
la vida.
“Tenemos que aceptarnos tal y como Dios nos trajo al mundo, si decidió
que tuviésemos dos colores en nuestras piel, es porque nos quiere diferenciar del
resto…si nosotros nos aceptamos, el resto de las personas también lo harán”,
aconseja Lilibeth.
Wency Cedeño