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La Asco trajo buenas noticias para tratamientos de cáncer

La reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (Asco, por sus siglas en inglés), trajo buenas noticias sobre los tratamientos de diversos tipos de cáncer. Presentó avances en la lucha contra los tumores de pulmón, cerebro, recto y linfoma de Hodgkin.

Los médicos presentaron avances en la lucha contra los tumores que afectan a las células del sistema de defensa.

Entre los principales estudios, se habló del cáncer de pulmón que busca prolongar la vida a través de una terapia, esto de acuerdo con los investigadores del Centro Oncológico de Yale (EE.UU.), quienes demostraron que el fármaco osimertinib (que ya se usa desde hace tres años para casos específicos) es capaz de prolongar la supervivencia de los pacientes que han sido sometidos a cirugía para extirpar el tumor.

El oncólogo y líder de la especialidad de tumores torácicos del Grupo Oncoclínicas, William Nassib William Jr., explica que dicho medicamento está indicado para pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas -el tipo más común de la enfermedad en este órgano- que presentan una mutación en un gen llamado EGFR, lo que representa entre 15% y 20% de los individuos con este tipo de cáncer no microcítico.

Cuando este tumor se diagnostica en sus primeras fases, los médicos suelen realizar una intervención quirúrgica para extirpar el tejido pulmonar afectado. Pero siempre existe la duda si quedan células cancerosas en la zona.

Este es uno de los principales problemas tras la operación, ya que estas microscópicas unidades tumorales pueden crecer con el tiempo y reactivar la enfermedad. Antes, el principal método utilizado para hacer este tipo de peinado fino era la quimioterapia.

El osimertinib, por ejemplo, sólo funciona en individuos portadores del gen EGFR alterado. Los resultados sobre este fármaco publicados en revistas científicas mostraron que 85% de los pacientes que cumplía estos criterios y tomó osimertinib sobrevivió hasta cinco años. En el grupo placebo fue el 73%.

«Esto refuerza la idea de que este fármaco impide que esas células cancerosas microscópicas vuelvan a crecer, o quizá incluso consigue eliminarlas por completo, lo que alarga el tiempo de supervivencia de los pacientes», analiza William Jr.

El especialista observa que los fármacos más modernos en oncología -como las terapias  y las inmunoterapias se están probando y aprobando, poco a poco, para las fases iniciales y menos agresivas de la enfermedad.

«Con esto, cada vez hablaremos más no sólo de controlar estos tumores, sino incluso de curarlos», prevé William Jr.

Glioma sin quiomioterapia

El cerebro no sólo está formado por neuronas. El órgano responsable de la memoria y el razonamiento cuenta con células de la glía, esenciales para el funcionamiento y la protección del sistema nervioso central.

El problema es que estas unidades también pueden mutar y convertirse en cáncer. En este caso, la enfermedad se conoce como glioma.

Existe un tipo que tiene características muy particulares. El glioma de bajo grado suele ser lento y menos agresivo: por lo general, el paciente vive años o décadas después del diagnóstico.

«Aun así, tiene un gran impacto debido al hecho de que afecta a personas más jóvenes, ya que aparece alrededor de los 20 años», afirma Clarissa Baldotto, médica del Comité de Tumores del Sistema Nervioso Central de la Sociedad Brasileña de Oncología Clínica (SBOC).

Esta área de la medicina llevaba años sin novedades, pero surgió un estudio donde se evaluó el vorasidenib, del laboratorio Servier, que también es una terapia dirigida.

Baldotto califica los resultados del estudio de «impresionantes» y «el ensayo clínico también demostró que este fármaco, tomado una vez al día en forma de comprimidos, se tolera muy bien y tiene una baja tasa de efectos secundarios», añade.

Es necesarito, resalta Baldotto, que el paciente con glioma se someta a una prueba para evaluar qué mutaciones presenta el tumor, porque el vorasidenib actúa cuando hay una alteración en los genes IDH1 e IDH2.

En este sentido, los Investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (EE.UU.) demostraron que este fármaco reduce un 61% el riesgo de progresión de la enfermedad o de muerte. También, aplaza la necesidad de recurrir a otros recursos más tóxicos (como la quimio y la radioterapia) para controlar la proliferación de células cancerosas en el cerebro.

Dos estrategias para curar el cáncer rectal

Dentro del universo del cáncer colorrectal, que afecta al tramo final del aparato digestivo, los tumores que se originan en el recto representan cerca de un tercio de los casos.

Científicos del Memorial Sloan Kettering Cáncer Center han demostrado que dos estrategias terapéuticas diferentes son capaces de alcanzar un resultado similar: un alto índice de supervivencia e incluso de curación tras cinco años de tratamiento.

En el estudio, una parte de los voluntarios con este tumor avanzado, pero sin metástasis, se sometió a sesiones de quimioterapia y radioterapia. Otra parte, con las mismas características, recurrió sólo a quimioterapia.

Así, se compararon resultados y mostraron un efecto positivo muy similar: alrededor de 80% de los participantes de ambos grupos estaba vivo y libre de la enfermedad en un plazo de cinco años.

«En los últimos años, hemos tenido grandes avances en el tratamiento de esta enfermedad”, destaca el oncólogo Virgílio Souza e Silva, del A.C.Camargo Cáncer Center, en Sao Paulo.

Los datos presentados «rompen paradigmas establecidos hace 20 años», pero no significan que se vaya a abandonar por completo la radioterapia.

Otro esquema para el Linfoma de Hodgkin

El linfoma de Hodgkin afecta a algunas células del sistema de defensa y se manifiesta, sobre todo, en personas jóvenes en la segunda o tercera década de vida.

En los estados más avanzados de la enfermedad, el tratamiento estándar consiste en sesiones de quimioterapia y un fármaco llamado brentuximab vedotin, de la farmacéutica Takeda.

Expertos del Centro Médico City of Hope, también en EE.UU., decidieron proponer una sustitución en este esquema. Esta vez por el nivolumab (Bristol Myers Squibb), un tipo de inmunoterapia, clase farmacológica que estimula el sistema inmunitario del propio paciente para que reconozca y ataque a las células cancerosas.

Los datos preliminares de este estudio muestran que 94% de los pacientes que recibió el nuevo esquema terapéutico (nivolumab + quimioterapia) seguía vivo a los 12 meses. Entre los que continuaron con la combinación anterior (brentuximab vedotin + quimio), la tasa fue de 86%.

El hematólogo Guilherme Perini, del Hospital Israelita Albert Einstein, de Sao Paulo, califica el estudio de «histórico» y llama la atención sobre otro aspecto: el trabajo incluyó voluntarios más jóvenes, a partir de 12 años.

 

Fuentes: BBC News/El Nacional.

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