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El Yoga: Un Camino de Transformación Espiritual

La Filosofía Espiritual que Cambió la Vida de Muchos

Desde muy temprana edad, sentí una singular necesidad de indagar sobre las formas de conexión espiritual del hombre con sus aspectos internos más profundos. A pesar que mi infancia y adolescencia transcurrieron en el seno de una familia tradicional sencilla, persistía dentro de mí, esa sensación de que había algo más que aprender. Y esa casi imperceptible curiosidad, generó en mí, el impulso inicial hacia la búsqueda de mi propio sendero espiritual, del cual hoy puedo dar fe, basado en mi propia experimentación.

Es bien conocido por todos, la existencia de infinitas formas religiosas y espirituales en el mundo, a través de las cuales, el ser humano busca identificar y conectar su fe, según sus propias creencias, costumbres y tradiciones, aún así, eso no garantiza una completa felicidad.

Coexisten entonces, dos percepciones de la espiritualidad. El mundo occidental, concibe las conquistas económicas y el modelaje de la conducta social como medios para alcanzar la paz y la felicidad, no obstante, hemos sido testigos que ese modelo no funciona en su totalidad, como tampoco funciona el excesivo fanatismo espiritual del mundo oriental,  negado a disfrutar de la natural prosperidad que Dios nos proporciona cada día. Se necesitan ambos recursos: Material y Espiritual para lograr un verdadero balance.

La espiritualidad, en su sentido más universal, invita al establecimiento de un contacto interno, basado en que nuestra verdadera naturaleza es esencialmente “espiritual”. Se ha dicho en múltiples ocasiones: “somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”. Bajo esta visión, los resultados de la evolución humana dependen de la transformación de las conductas internas, fundamentados en la constancia, la responsabilidad y la devoción propia, todo ello avalado por un principio rector: La Voluntad.

La voluntad es la fuerza que nos impulsa a seguir,  nos invita a no sucumbir ante las adversidades y desmanes que el Ego nos propicia permanentemente. Implica la necesidad de darnos cuenta quiénes somos realmente y abrir las compuertas de  la mente para entender el Plan que el Padre Creador ha diseñado para cada uno, a pesar de nuestras aparentes debilidades y carencias.

En ese sentido, puedes optar por asumir una forma u otra, eres un ser libre. Lo que no debes olvidar es que eres dueño de tu destino y tus decisiones pueden cambiar la dirección del viento, pueden convertirlo a tu favor o en contra. Todo depende de ti, de nadie más. Muchos culpan a Dios, a sus familias y amigos de sus circunstancias.  Nadie más que tú eres responsable de todo lo que atraes a tu vida. Es Ley Eterna, es la Ley de todos los tiempos y nadie la puede cambiar.

Las formas de genuina espiritualidad sugieren esfuerzos conscientes individuales hacia la evolución, más que actos de fe, requieren acciones internas concretas y honestas, como por ejemplo: asumir la total responsabilidad de nuestras palabras, pensamientos y acciones. Decía Osho: “La dignidad, la belleza y la gloria del hombre es ésta consciencia”, refiriéndose al esfuerzo individual de evolucionar.

Con el transcurrir de los años, mi ser exigía con más fuerza, una respuesta clara, ante una impostergable necesidad de amar y de conducirme en una verdadera espiritualidad, fundamentada en el Amor como Única Ley.

Como lo manifesté al principio, hoy puedo dar fe, responsablemente, de lo que a mí me funcionó como filosofía espiritual, no significa que en otros opere de la misma manera, pero puede  servir de referencia, eso espero.

Les puedo contar que después de tantas inconsistencias, negación y desamor, encontré “algo” con lo cual, pude centrarme en mis procesos internos de aprendizaje y a su vez, pude emerger hacia la superficie, evitando morir ahogado en un mar de miedos, lo cual demandó de mi parte,  gran esfuerzo y disciplina, pero sobretodo: voluntad. Ese “algo” que impactó mi vida y cambió mi percepción del mundo, se llama: YOGA.

Comprendí a través del yoga que soy un alma que habita un cuerpo, y que ese cuerpo a su vez, representa otros cuerpos: físico, mental y espiritual, por lo tanto, para llevar una vida plena y armónica, era preciso cubrir mis necesidades físicas, emocionales y espirituales y esto sólo fue posible lograrlo con autodisciplina, autodeterminación, y mucha valentía, por cierto. El yoga es una sabiduría eminentemente práctica y busca integrar todos los aspectos del Ser en la persona hasta el punto de Integrar el alma (Atman) individual con Dios (Samadhi), lo que permite la liberación (Moksa), para ello debe prevalecer una entrega absoluta y verdadera al trabajo interior.

No es fácil cambiar nuestros hábitos súbitamente, sin embargo, se pueden hacer logros importantes. Es un mito, afirmar que sólo los Gurús en la India pueden lograr ese estado de unificación con la Consciencia Divina. En Occidente y especialmente en Latinoamérica, ya existen testimonios bien sustentados de seres que han alcanzado su iluminación en vida física a través del yoga, como es el caso de Erika Tucker, venezolana, periodista de profesión, reconocida en India como Santa y Regente de la Tradición Védica,  bajo el nombre de Madre Shaktiananda Ma.

Shakti Ma, como cariñosamente le decimos, hoy día es mentora de miles de seres que elegimos su guía y orientación a nivel mundial, bajo un sistema de elevado conocimiento espiritual fundamentado en técnicas del control del prana o respiración consciente, llamado: Shiva Kriya Yoga (SKY), “cuya esencia no pertenece a ninguna religión, es un conocimiento emanado de la Fuente que trasciende las falsas concepciones humanas que han diluido el verdadero propósito”, según lo indican nuestras propias enseñanzas.

Como sugerencia final, te invito a conectarte con tus propias solicitudes internas, préstale la debida atención a los dictados de tu consciencia, aborda sin miedo esas experiencias que te acercan a Dios, sin condicionamientos ni autoengaños. Siéntete libre de elegir tu camino espiritual, pensando en lo bueno, justo y necesario para ti y para quienes comparten esta vida contigo. Actúa siempre en función de tus valores y principios, dejando que el universo fluya naturalmente, sin retrasarte ni adelantarte, a tu propio ritmo. Respira, aliméntate sanamente, ejercita. Vive con dignidad y respeto, así atraerás bendiciones y abundante prosperidad a tu vida.

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