El optimismo, al igual que la esperanza, es una actitud mental que nos permite enfocarnos en lo positivo y lo mejor de cada situación. Las personas optimistas poseen una capacidad extraordinaria para transformar los fracasos en lecciones valiosas, viéndolos no como barreras insuperables sino como escalones hacia el crecimiento personal.
Según apunta la coterapeuta, María Eloísa de Castro., el entusiasmo no proviene de afuera hacia adentro, pues no son las circunstancias lo que te debe de hacer una actitud positiva o hacerte feliz o infeliz, en nuestra cotidianidad, porque con frecuencia nos topamos con desafíos y momentos complicados y es precisamente en esos instantes que el optimismo se convierte en un faro que ilumina nuestro camino ante la vida.
La fe, dice, es una convicción arraigada en que las circunstancias pueden transformarse para mejor, al unirse con el optimismo, formamos un poderoso motor que nos motiva a seguir adelante, incluso cuando el trayecto se vuelve incierto, esta combinación nos permite abordar la vida llena de esperanza.
Por otro lado, el optimismo radica en sus beneficios para la salud mental y física, los estudios han demostrado que las personas optimistas tienen a tener menos problemas de salud y una mayor longevidad, aun así, cultivar el optimismo no es algo que suceda de la noche a la mañana, comenta.
´´El positivismo no solo es una forma de ver la vida; es una actitud que puede traer numerosos beneficios, al enfocarnos en lo positivo y aprender a cultivar esta perspectiva, podemos mejorar nuestra calidad de vida y enfrentar los desafíos con mayor resiliencia´´, concluyó.