Los niños hiperactivos, según expertos en el área, desarrollan una intensa actividad motora. Se mueven constantemente y sin propósito, van de un lado a otro, comienzan una actividad y la abandonan rápidamente para involucrarse en otra que también dejan sin concluir. Criar a un niño con estas características impone un reto enorme tanto para padres como para maestros. Es necesario entender que el comportamiento inadecuado de estos niños tiene un origen biológico, por lo tanto, no debemos asumir que actúan de manera intencional; simplemente no consiguen autocontrolarse.
La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que, por lo general, los padres comentan primero al médico pediatra que atiende a su hijo, frecuentemente alertados por los profesores y educadores.
El maestro es un factor determinante
La escala evaluativa abreviada de Conners para maestros (ATRS), basada en 10 aspectos, ayuda a los docentes a observar al alumno y determinar la cantidad de actividad (ninguna, solo un poco, bastante, mucha):
- Inquieto o demasiado activo.
- Excitable, impulsivo.
- Molesta a los demás niños.
- No termina lo que empieza – capacidad de atención corta.
- Se mueve constantemente.
- Distraído, su atención se desvía fácilmente.
- Desea satisfacción inmediata de sus demandas – se frustra con facilidad.
- Llora con frecuencia y ante cualquier situación.
- Su estado de ánimo varía rápidamente y de manera drástica.
- Arranques de mal genio, conducta explosiva y caprichosa.
¿Ve usted reflejado a su hijo en estas descripciones? Si es así, sería muy recomendable que busque ayuda profesional para brindarle a su hijo calidad de vida, pues tienen derecho a desarrollarse y desenvolverse socialmente de la manera más óptima posible.
Confirmar el diagnóstico
Es importante confirmar el diagnóstico de hiperactividad y Déficit de Atención (TDAH) mediante profesionales capacitados, sin conformarse con verificar un listado de características o síntomas.
Buscando soluciones
Se requiere de un equipo multidisciplinario. En algunos casos, el uso de fármacos es imprescindible. Lo más importante es aprender nuevas formas de educar al niño y que pueda desarrollar estrategias para afrontar las dificultades del TDAH, así como potenciar sus aspectos positivos. La mayoría de estos niños tienden a tener una muy pobre autoestima debido a las quejas y reprensiones que reciben por su comportamiento.
Nuestros hijos nos necesitan mucho. Es importante recompensar frecuentemente y de manera especial y cercana los momentos en que exhiben un buen comportamiento. No permitamos que las dificultades para controlarse hagan que la mayoría de las interacciones sean negativas. Premien, aprueben, alienten y asistan más que castigar y corregir.
Este tema es complejo y de opiniones encontradas. No pretendo ser una experta, sino simplemente plasmar algunas recomendaciones que mi esposo y yo consideramos para ayudar a nuestro amado hijo y embarcarnos en la maravillosa aventura de reconocer que sus limitaciones también nos permiten fijarnos en sus fortalezas y ser mejores personas y mejores padres.