Caminar al aire libre en pequeños grupos, rodeado por hermosos paisajes y la madre naturaleza es una actividad que no exige una excesiva preparación física, pero que según varios estudios médicos deja innumerables beneficios a la salud. Lo que hace algunos años comenzó como un hobbie, hoy en día es una actividad conocida a nivel mundial como senderismo.
De acuerdo con quienes lo practican, el senderismo es una actividad deportiva no competitiva donde existen diferentes niveles de dificultad. Pero lo interesante es la cantidad de beneficios que otorga su práctica.
Pérdida de peso, prevención de enfermedades cardiacas, disminución de la tensión alta, mejora de la salud mental, mejora del aire que respiramos, alivio del dolor de espalda, prevención de la osteoporosis y mejora de la artritis, son algunos de los “favores” que nos deja esta actividad.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Laval de Quebec, en Ville de Québec, Canadá, dice que una caminata de 45 minutos tres veces a la semana durante un período de cuatro meses ayuda a perder peso, reducir el dolor y ayudan a las mujeres posmenopáusicas haciéndolas sentir más vital y activa, aliviando los síntomas más frecuentes y molestos como sofocones, taquicardia y cambios de humor.
Practicar senderismo puede contribuir al aumento del estado de ánimo. Realizar actividades placenteras, como es este deporte, está íntimamente relacionado con un estado de ánimo favorable.
Aun cuando uno se siente triste, el mejor método para superar ese malestar es implicarse en una actividad gratificante. Este deporte además se presenta como una actividad relajante, debido al medio donde habitualmente se desarrolla, por combinar el contacto directo con la naturaleza y el ocio.
Así mismo, como en la mayoría de los deportes, el senderismo puede ser un medio para aumentar el concepto de uno mismo. Los individuos se plantean una serie de objetivos a conseguir (realizar una ruta de determinada dificultad) que, una vez alcanzados, hacen que la persona se sienta exitosa y capaz, y se vea motivada a realizar de nuevo la actividad en futuras ocasiones.
«A medida que se acumula experiencia, conocimientos y resistencia física, se puede aumentar la dificultad y la longitud de las rutas. Caminar en grupo e ir superando obstáculos de la madre naturaleza es algo que disfrutas. Aquí no se trata de competir contra alguien, sino de demostrarte a ti mismo que puedes llegar más lejos de lo que pensabas», comenta Jonathan Yánez, un joven que comenzó a ser parte de la actividad por simple curiosidad.
Podemos considerar, por tanto, el senderismo como una forma de relajación, diversión, evasión de pensamientos, emociones y conductas desagradables y que incluye sensaciones de autosuficiencia, control y competencia.
A tomar en cuenta
– Aunque muchos confunden el senderismo con el montañismo o el trekking, que son vertientes más duras y que requieren más preparación y tiempo para practicarlo, hacer senderismo no supone dar largas caminatas o realizar grandes esfuerzos, simplemente hay que tener ganas de caminar y de disfrutar.
– Se trata de una actividad física con un lado muy divertido que puede «enganchar» a los niños y con la que podrán disfrutar a la vez que hacen ejercicio.
– Para iniciarse es recomendable tomárselo con tranquilidad y no comenzar con largos recorridos.
– A partir de los 7 años los niños ya pueden iniciarse en el senderismo.